A ti, te abandono
un día más.
Querida madre de
la soledad, te dejo marchar.
A ti, la que
cuidas de nosotros.
La que consoló
tantos lloros.
A ti, la que
cumpliste la promesa que Dios un día me hizo.
A ti, la que
lucías hasta en el portal de aquella casa.
A ti, que tanto
me diste… te dejo en soledad.
Te dejo en
soledad, te dejo en soledad.
¡Oh Virgen tan
popular!
Sigue cuidando,
yo seguiré entrado.
Te abandono un
día más.